Catedrático

Catedrático

29 feb 2012

SOY LUSTRADOR


Cinco de la mañana en Aguacatán
 la aurora me vigila,
hago brillante al viejo lodoso
mientras se baña en tinta.

Las ansias irrefrenables de aquel hombre
de ver nítidos sus zapatos maculados,
yo trapeando con mis manos suaves
y sucias; dando caricias con esponja
la suela, los zapatos quedan lucientes
como la brillantez del bello sol…

Momento inolvidable e imborrable,
aquel hombre con ropa elegante,
con zapatos ceñidos sobre mi caja,
y yo un niño sucio, harapiento;
terminando de brillar sus zapatos
y me dijo adiós... Me sentí nostálgico,
yo con apetito de recibir monedas
y el hombre no me deja una moneda,
huye entre el gentío.

Mi caja de madera maculada
 de pastas de coloridos y tintas vertidas,
mi único pantalón bañado de líquido
de diversos colores y con olor de alcohol.
Que al atardecer siento mareo
por adquirir unas monedas de estima.

Mi felicitación al que se me asoma
para pulir sus zapatos, porque yo gano así
la sonrisa de recibir unas monedas
para dar el pan de mis hermanitos indefensos
subsistiendo bajo la choza con paja
que el viento intenta desparramar.

No hay comentarios: